Abandonada al sueño, las fantasías de la diosa de la Razón producen monstruos, pero también auténticas maravillas. Minerva simbolizó la luz de la ciencia contra las tinieblas de la superstición. También la guerra, pero frente a la pasión y la violencia de Marte, lo suyo era la paz alcanzada con sabiduría y tacto. Ha llovido mucho desde la Ilustración. La dicotomía entre luces y sombras, razón y emoción, se ha disuelto. El Romanticismo desplazó la inteligencia y situó las emociones en el centro del ser humano. Desde entonces, la psicología y la antropología han alumbrado visiones cada vez más sincréticas. Nuevas formas de entender la historia han abierto la puerta a fenómenos incomprendidos como las herejías, la brujería o la posesión demoníaca. Lo que empezó como una excepción dentro de los estudios religiosos, antropológicos, psicológicos, lingüísticos y culturales se ha convertido hoy en una moda. Brujas, herejes hechiceros, endemoniadas, estigmatizadas, fantasmas, duendes, vampiros y prodigios mil invaden el arte, pero también los estudios académicos. Como en cualquier aluvión, el barro arrastra polvo, rocas y guijarros, pero también tesoros ignorados. Este libro es el resultado de algunas de las investigaciones sobre Aragón que la autora ha publicado de forma dispersa durante los últimos veinticinco años.