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Los caminos peregrinos en las Cinco Villas

Luis Barreiro Bordonaba

2023.

248 páginas.

21

x 27 cms.

Libro

ISBN: 978-84-9911-668-6

El objetivo de esta publicación es demostrar la existencia de caminos de peregrinación que atraviesan las Cinco Villas y que debieron de tener un uso de relativa importancia entre los siglos XII y XV, aunque las evidencias del mismo llegan incluso hasta el primer tercio del siglo XIX. Estos itinerarios dejaron sus huellas en el territorio y muestran el valor de la zona como espacio de tránsito de peregrinos por la ruta jacobea aragonesa.
La procedencia de esos viajeros debió de ser predominantemente ultrapirenaica, así como del nordeste peninsular. El espacio de la comarca está articulado como zona de paso entre los Pirineos y el Valle del Ebro desde la Antigüedad y supone una travesía sencilla y directa entre Cataluña, Huesca y Navarra.
Este estudio pretende rescatar y sacar a la luz las múltiples evidencias que existen sobre esas rutas de peregrinos que cruzaron las Cinco Villas desde el siglo XI hasta la primera mitad del siglo XIX. Para ello comienza con un recuento de las publicaciones en las que se dan noticias de este itinerario (capítulo 2). En los siguientes (3, 4 y 5) se efectúa un recorrido cronológico por los caminos de las Cinco Villas desde la época romana hasta la publicación del Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de Madoz, a mediados del siglo XIX.
Una vez concluido el repaso viario a través de la historia, en el capítulo sexto se enumeran los indicios encontrados para confirmar la presencia de estos itinerarios, con una lista ordenada por municipios y varios mapas en los que se detalla su localización. En el séptimo se da cuenta de los monumentos más representativos que sirven para mostrar el gran vigor de la ruta y que, a su vez, pueden ser los pilares sobre los que se asiente su definitiva recuperación. En el último, una vez extraídas las conclusiones del trabajo, se sugiere aprovechar la recuperación de estos antiguos caminos para ampliar el conocimiento del territorio por el que discurren y promover su desarrollo. El objetivo final es el de recomendar varios trazados que sirvan como instrumento no solo para revitalizar estos itinerarios, sino también para promover el desarrollo económico, turístico y cultural de las Cinco Villas.

Tres lugares santos atraían a la mayor parte de los viajeros: Roma, Jerusalén y Santiago. En la Península Ibérica la invención del sepulcro de este último a principios del siglo IX supuso un poderoso imán para el afán de los devotos en busca de los favores y la intercesión del Apóstol.
Habrá que esperar hasta el siglo XI, cuando cambie el equilibrio de la balanza del poder entre cristianos y musulmanes, para que el fenómeno se vuelva masivo: la conquista y pacificación de los territorios que están en la ruta concede la suficiente seguridad a los caminantes que la transitan. En esa centuria existen otros factores que ayudarán a esa consolidación: varios monarcas peninsulares (Sancho III el Mayor de Navarra, Sancho Ramírez de Aragón, Alfonso VI de Castilla) serán conscientes de las posibilidades que puede proporcionar este flujo de viajeros para hacer llegar a sus reinos artesanos, mercaderes, caballeros y dinero para sus arcas; al poder temporal se une el espiritual, pues las órdenes religiosas (sobre todo los benedictinos de Cluny y los monjes que siguen la regla de san Agustín, amparados por el Papado) hacen una labor de
promoción de la ruta, al tiempo que tratan de controlar enclaves estratégicos dentro de la misma.
Finalmente, los obispos de Compostela, con Diego Gelmírez como ejemplo más notorio, colaboran en la difusión del culto jacobeo.