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La jota, aragonesa y cosmopolita. De San Petersburgo a Nueva York

Marta Vela

2022.

222 páginas.

14

x 20 cms.

Libro

ISBN: 978-84-17532-79-6

Prólogo de: Miguel Ángel Yusta

Durante buena parte del siglo XIX, la jota aragonesa se erigió en representante de la música exótica como una suerte de lengua franca para todos los territorios europeos, junto a la ópera italiana, de San Petersburgo a Lisboa, de Londres a Moscú. Su recorrido internacional abarcó los grandes géneros, ópera, sinfonía, obertura orquestal, ballet, música de salón, repertorio virtuoso, etc., que participaron de la emergente cultura cosmopolita de la época, finalmente devastada por el abismo de muerte y destrucción de la Gran Guerra.
Presente en numerosas obras de renombrados compositores —Glinka, Liszt o Mahler—, la jota aragonesa se empezó a difundir a nivel mundial desde París, por parte de la famosa cantante Pauline Viardot-García, a través de una obra de Florencio Lahoz, compositor oriundo de Alagón, que inspiró diversas versiones en músicos tan dispares como Fontana, Gottschalk, Iradier, Saint-Saëns o la propia Viardot, quienes inculcaron el gusto por la música popular española a Debussy, Ravel, Fauré, Satie… y también a Manuel de Falla, cuya jota wagneriana cerraba en 1919 el círculo de su profusa transmisión.
Esta modesta historia cultural de Occidente explica la importancia de la jota como embajadora de Aragón y España en el mundo, y su relevancia como preludio del proyecto europeo actual, basado en el intercambio cultural entre territorios, de ahí que su adhesión a la condición de Bien Inmaterial de la Humanidad sea una reivindicación tan legítima como necesaria.
«Todo ello se presenta al lector en una exposición precisa que incita a seguir con creciente interés la aventura de estos personajes y su relación tan importante con una muestra universal de folclore, como es la jota aragonesa, raíz y clave de este documentado y laborioso trabajo de investigación», apunta en el prólogo Miguel Ángel Yusta.