Todo ser humano por el hecho de serlo debe sentirse parte de la comunidad humana universal, sin distingos y, por tanto, debe aspirar a sentirse ciudadano del mundo, a conocer la multiplicidad y la diversidad de las gentes y de las culturas.
Sin embargo, vivimos en un sitio habitualmente y vivimos entre unas personas, preferentemente, personas cercanas, amigas o conocidas, vecinas o paisanas con las que –aunque queramos– no podemos vivir tabicados porque compartimos demasiado, porque somos compañeros de juegos en la guardería, condiscípulos en la escuela, colaboradores en el trabajo y conciudadanos que pagan los mismos impuestos municipales, que sufrimos los mismos problemas y molestias de la vida cotidiana o que disfrutamos de las mismas comodidades y placeres que nos puede proporcionar la organización de la vida pública. Soportamos el mismo presente y, posiblemente, afrontaremos el mismo futuro colectivo.
Quizás, por eso, la mejor manera de conocer la humanidad universal es ahondar en la realidad de lo local, de la misma manera que nunca llegaremos a conocer realmente a nuestros semejantes, si no partimos de la universalidad de la ciudadanía y el conocimiento de las sociedades y culturas del mundo.
Éste es el espíritu y quiere ser la función de esta Contornada, una iniciación o aproximación al mundo más cercano que nos rodea, al de los vecinos de nuestro contorno, a nuestros comarcanos.
SUMARIO
I. Localización
II. Naturaleza
-El paisaje natural
-Agua y naturaleza
-Naturaleza y vida
-Patrimonio natural
III. El hombre
-Demografía
-La Historia
-Los recursos
-El Patrimonio cultural
-El gobierno y la participación ciudadana