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El perfume blanco de los días

Jorge Martínez

2024.

72 páginas.

Libro

ISBN: 978-84-128208-2-9

Prólogo de: Estela Puyuelo

El libro que el lector tiene el placer de descubrir despierta los sentidos, ya desde el mismo título, con una brillante sinestesia dispuesta a levantarle el telón al rozagante mundo natural oculto en páginas interiores. Salvaje o domesticado, dadivoso o mezquino, ofrece aroma y color a un universo poético donde las flores consiguen destilar agudas notas de su intenso perfume y el hallazgo de la pureza restaura la calma arrebatada mientras danza la ilusión, aún medrosa, en la médula del verso…
El poeta, como un alquimista que logra dominar los cuatro elementos, agua-fuego-tierra-aire, echa a andar por veredas antagónicas que convergen en idénticos cruces de caminos para encaramarse sobre dos lugares primigenios. Desde estas dos atalayas privilegiadas, contempla la Naturaleza y consigue fusionarse con ella hasta sentir «el perfume blanco de los días»: el Moncayo-faro, y el Mediterráneo-cima nevada. En feliz intercambio de atributos yace la fusión amorosa de dos paisajes antagónicos, que se ofrecen en cromáticas galerías de hipónimos e hiperónimos…

Y, por supuesto, iluminan estas páginas los focos multicolores de la música, con sus silencios «escribir el silencio / es no hacerlo». E, incluso, alguno de los poemas desafía de tal manera al canto que, seguramente, el poeta-compositor musical ya le habrá encontrado una melodía al texto, como ocurre con:
«hablamos el mismo idioma»…

En las profundidades de este afilado abismo cristalino: la magia, sorpresa y hallazgo de las metáforas: «Mira el hombre que plantaste», «donde la nada se hace» «quiero ser madera para hacer muñecos» y tantas más que explotan en los ojos y, luego, en la mitad de las sienes como un inesperado golpe de mar o un atronador alud cuando sucede, por ejemplo, que «una carretera secundaria me atraviesa».

Entremezclados: el amor, la vejez y la muerte. Y, por encima de todo, el sentido del humor, el único antídoto eficaz para sobrevivir al acero, al invierno y a la destrucción:«con ese noble oficio de poeta / acabaré pidiendo». Puestos a pedir, te pedimos que sigas creando, querido Jorge Martínez, que desparrames el perfume blanco de los días.

Estela Puyuelo