La historia del estudio microscópico empieza con los años finales del siglo XVI y comienzos del XVII, cuando un joven holandés de 10 años, Zacharias Janssen, visiona estructuras casi microscópicas intercalando varias lentes en un tubo. Posteriormente, autores como Galileo Galilei, desarrollan microscopios con lentes convexas y cóncavas. Pero no es hasta 1674 cuando Anton Van Leeuwenhoek inventa lo que se considera el microscopio simple. Habría que esperar al siglo xix para dar con el gigante de Virchow y su Tratado de la Patología Celular, publicado en 1858. En dicho tratado se describen gran parte de los conceptos básicos de la enfermedad, así como términos histopatológicos y anatomopatológicos que han estado vigentes, en su mayor parte, hasta la actualidad. Fue el primero en establecer la célula como una unidad básica del organismo y de todos los seres vivos, en proponer que los tejidos y órganos están constituidos por células, y que todo proceso se halla anatomopatológicamente localizado. Incluso, Virchow formuló que la célula es la base de la enfermedad y que tiene las propiedades de responder a los estímulos, es decir, a los distintos tipos de lesiones. Propuso términos como la hipertrofia, la hiperplasia, la neoplasia, la inflamación… que usamos todavía hoy.
Santiago Ramón y Cajal Agüeras es un destacado científico e investigador en el campo de la medicina. Nacido el 1 de mayo de 1959, comenzó su trayectoria académica en la Facultad de Medicina de Zaragoza, donde obtuvo su Licenciatura en Medicina, con Premio Extraordinario, en 1982. Su dedicación y excelencia académica lo llevaron a alcanzar el primer puesto en el Examen Nacional de Médicos Internos Residentes (MIR) en el año 1982. Posteriormente, Ramón y Cajal obtiene su Doctorado en Medicina con sobresaliente cum laude, en 1985. Durante este tiempo, fue becario del Plan Nacional de Formación de Personal Investigador y en años subsiguientes, del Fondo de Investigaciones Sanitarias de la Seguridad Social.