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Irene Vallejo recibe el premio de las Letras Aragonesas

El Gobierno de Aragón le concede el galardón por su trayectoria, su apoyo al sector del libro y la calidad y repercusión de sus obras.

La escritora aragonesa Irene Vallejo ha sido galardonada con el Premio de las Letras Aragonesas, según ha anunciado el Gobierno de Aragón este miércoles, tras aprobarlo en consejo de Gobierno. El jurado del galardón ha subrayado que la escritora es «el mejor exponente del gran momento que viven las letras aragonesas, un fenómeno del que es fiel representante». Además, ha resaltado la proyección personal de su trayectoria, iniciada con sus estudios del mundo clásico en la Universidad de Zaragoza, su apoyo al sector del libro aragonés, la calidad y repercusión de sus obras y su entrega con los lectores. La candidatura de la escritora había sido presentada por Clásicas y Modernas, la asociación para la igualdad de género en la cultura, y la Asociación Aragonesa de Escritores. Concurrían este año, además, otras dos candidaturas.

Irene Vallejo (Zaragoza, 1979) estudió Filología Clásica y obtuvo el Doctorado Europeo por las Universidades de Zaragoza y Florencia. Precisamente en las bibliotecas flroentinas tiene su origen el ensayo ‘El infinito en un junco’, con el que ha cosechado un gran éxito internacional y numerosos premios en Aragón, en España y en países como China o México. El libro ha alcanzado ya las 45 edición, se ha traducido a 35 idiomas y se ha publicado en 50 países. Además, acaba de publicar su edición gráfica.

La filóloga y escritora Irene Vallejo ha sido galardonada con el Premio de las Letras Aragonesas 2023, el reconocimiento más importante que puede recibir un autor en la comunidad. Nacida en Zaragoza en 1979, Vallejo ya recibió el Premio Nacional de Ensayo 2020 por su exitoso libro El infinito en un juncoy el Premio Aragón 2021, la máxima distinción institucional que otorga el Ejecutivo autonómico.

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Según ha destacado el jurado, Vallejo es «el mejor exponente del gran momento que viven las letras aragonesas, un fenómeno de la que es fiel representante». Además, se ha resaltado la proyección personal de su trayectoria, iniciada con sus estudios del mundo clásico en la Universidad de Zaragoza, su apoyo al sector del libro aragonés, la calidad y repercusión de sus obras y su entrega con los lectores.

Doctora en Filología Clásica por las universidades de Zaragoza y Florencia, su labor se ha centrado en la investigación y divulgación de los autores clásicos, un trabajo que ha compaginado con su actividad literaria. Su trayectoria como escritora no puede entenderse sin El infinito en un junco (2019), que, con más de 50 ediciones en España, ha vendido más de un millón de ejemplares en todo el mundo, se ha traducido a 38 idiomas y se ha publicado en más de 60 países. «Yo soy la primera sorprendida. Su éxito quizá pueda deberse a que es un ensayo muy literario, una especie de Las mil y una noches de la historia de los libros, con aventuras, personajes, peripecias y anécdotas. También es una exploración de cómo hemos llegado a ser lo que somos como sociedad y lo que los libros han tenido que ver con todas esas evoluciones», ha explicado Vallejo a este diario.

De niña, los libros me reconocían de una manera que mis compañeros no lo hacían

En este sentido, la zaragozana tuvo muy claro que no quería dirigirse a un público especializado, sino a uno más amplio y que estaba deseoso de leer y aprender al mismo tiempo: «Creo que había un público huérfano que tenía sed de conocimiento y de reencontrarse con las Humanidades. La sociedad actual ha ido apartando a mucha gente de su vocación real y los ha ido redirigiendo hacia estudios más pragmáticos, pero muchas personas siguen teniendo un gran interés por todos estos temas».

De hecho, lo que ha intentado Vallejo con todos sus libros es precisamente «reivindicar las Humanidades», que están «desapareciendo de los programas académicos»: «Actualmente, parece que solo lo que da rendimientos instantáneos merece la pena. Vivimos en un pragmatismo muy a corto plazo, cuando conocimientos que aparentemente no tienen conexión pueden dar frutos de manera muy inesperada a veces».

 Vallejo comenzó a escribir El infinito en un junco para intentar escapar de la crudeza de la vida, ya que su hijo estuvo varios meses ingresado en la UCI del Miguel Servet nada más nacer. «Decidí escribir este ensayo principalmente por motivos terapéuticos y para sobrellevar esa situación tan dura. Al final, este libro es un canto a la capacidad de la literatura de tendernos una mano en los momentos más difíciles y hacernos sentir menos solos»,ha explicado.

Este amor por los libros, como ancla y salvavidas, lo empezó a sentir desde muy niña. «La voz de los libros te hace sentir comprendido en los momentos complicados y sirven de compañía. A mí me pasó cuandos sufrí acoso escolar en mi infancia. De alguna manera, todos esos libros me comprendían y me reconocían de una manera que mis compañeros no lo hacían. Eso me dio seguridad para confiar que en un futuro encontraría a personas que sí serían capaces de entenderme», destaca Vallejo, que gracias a El infinito en un junco ha podido cumplir el sueño de su infancia: dedicarse profesionalmenta a la literatura: «Yo he querido ser escritora desde la infancia; siempre ha sido lo que más me ha apasionado hacer en el mundo».

Vallejo aseguró estar sorprendida de recibir un galardón que han ganado muchos de sus «referentes, como Ana Alcolea, Agustín Sánchez Vidal o Julián Casanova». «Ni se me pasaba por la cabeza, sobre todo teniendo en cuenta el gran momento que viven las letras aragonesas. Tenemos una magnífica cosecha de escritores y es difícil pensar que te vayan a elegir a ti», reconoce Vallejo, que destaca que se está demostrando que «no hay que salir de Aragón para poder construir una carrera internacional»: «Y eso no es fruto de la improvisación, es gracias al ecosistema que han creado los lectores, las bibliotecas, las extraordinarias librerías y editoriales que tenemos y por supuesto la Universidad».

Su próximo libro

Cinco años después de la publicación de El infinito en un junco, la escritora zaragozana sigue inmersa en la promoción de las numerosas traducciones, que finalmente alcanzarán las 40. «Acabo de volver de Colombia, antes estuve en Japón, pronto iré a Alemania, Portugal y probablemente a China… Los viajes absorben casi todo mi tiempo, aunque tengo ganas de encontrar esa tranquilidad para volver a escribir», indicó Vallejo, que ya está en fase de «tomar notas y de hacer lecturas» para su próximo libro: «En él me gustaría seguir explorando los territorios fronterizos entre el ensayo y la ficción, más híbrido incluso que El infinito en un junco.

La zaragozana publicó en 2011 su primera novela, La luz sepultada, una historia cotidiana de sentimientos y miedos situada en la Zaragoza de 1936. Su segunda novela fue El silbido del arquero, en la que plantea una historia de aventuras y amor, mientras que también cultivó la literatura infantil y juvenil con las obras El inventor de viajes y La leyenda de las mareas mansas. En 2019 llegó El infinito en un junco y su vida cambió para siempre».

La lista de los galardonados en años anteriores

Irene Vallejo se une a la lista de escritores que han recibido el Premio de las Letras Aragonesas, el más importante de la comunidad. El primero en recibirlo en el año 1995 fue Eloy Fernández Clemente. Luego vendrían Ana María Navales, José Carlos Mainer, Soledad Puértolas, Jesús Moncada, Rosendo Tello, Francisco Carraquer, José María Conget, Ramón Gil Novales, José Luis Borau, Ángel Guinda, Ignacio Martínez de Pisón, José Manuel Blecua, José Verón Gormaz, Magdalena Lasala, Manuel Vilas, Agustín Sánchez Vidal, José Luis Corral, Juan Bolea, Ana Alcolea, Julián Casanova, Javier Sierra y Félix Teira, que lo recibió el año pasado.

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