Nuestra Señora de Mallo es la advocación que recibe la iglesia parroquial de la localidad de Riglos. En su interior se conservan unas valiosas tallas de la Virgen del Mallo y la Virgen de Carcavilla.
En este caso, se trata de la Virgen de Carcavilla, una talla realizada en madera policromada, anónima y perteneciente al siglo XII, cuyas dimensiones son 73 x 47 x 20 centímetros.
La imagen representa a la Madre de Dios bajo el más puro estilo románico. La Virgen y el Niño se caracterizan por el hieratismo y la frontalidad absoluta, rotando nada más por el desplazamiento del Niño a la izquierda de la Madre. Se añade a este estilo románico, la expresión seria y solemne de María, sin relación alguna respecto al Niño, aumentando con
ello este sentido arcaico.
Se trata de una Virgen sedente que sostiene al Niño Jesús sobre su rodilla izquierda, mientras que con la mano derecha porta una pequeña bola, símbolo del poder y la grandeza, algo propio de los personajes entronizados. Se encuentra apoyada sobre una peana poligonal y entronizada en un banco que sobresale por ambos lados de la figura de la Virgen.
La Virgen viste túnica (realizada con un plegado natural, se encuentra recogida a la cintura por un cíngulo), manto y velo (caracterizado por sus contornos rectilíneos, ocultando por completo su cabello y prendido por una corona real de gran tamaño rematada originalmente por florones). Destaca la policromía monótona de los ropajes, en blanco y dorado, los dibujos y ribetes.
Iconográficamente, pertenece al tipo de Virgen asimétrica que, sin perder totalmente la frontalidad de las antiguas «Sedes Sapientiae», colocan al Niño ladeado a su izquierda.
La Virgen calza característicos zapatos en punta. Con la mano izquierda protege el Niño y con la derecha sostiene una pequeña esfera, dejando tres dedos libres y extendidos en alusión a la trinidad, gesto aún lejano al de la Virgen Conductora (Horigitría) bizantina, que se generaliza en Occidente en el gótico.
Cabe destacar que la única mutilación importante se aprecia en el Niño, que ha perdido el antebrazo y la mano derecha, la cual, con toda seguridad, tendría los dedos índice y corazón levantados en actitud de bendecir, mientras que con la mano izquierda sostiene
el «globus mundi».
El Niño viste túnica y manto con dibujos «abstractos» dorados de florecillas y ramitas algo más sencillas que los dibujos del ropaje de la Virgen.
