Torre de la iglesia antigua

Durante el siglo XVI la pervivencia de los sistemas de trabajo de cantería de la arquitectura gótica conviven con la introducción progresiva de las nuevas soluciones procedentes del renacimiento italiano, relegando a la arquitectura mudéjar a un campo más reducido, el de construcción de cimborrios y torres campanario,  en el que adquirirá un notable desarrollo por la adecuación de soluciones aportadas. La primitiva parroquial de Olalla, hoy desaparecida, se levantaba sobre un pequeño cerro desde donde se domina la panorámica del pueblo. Hoy se levanta como único testimonio de esta primitiva construcción su torre mudéjar, uno de los más destacados ejemplares de torre mudéjar del XVI.

La torre está construida enteramente en ladrillo, y presenta planta mixta. Su cuerpo inferior, de planta cuadrada, se encontraba abierto en origen por uno de sus frentes, comunicando con la fábrica de la iglesia, ya que sus dos estancias superpuestas correspondían al sotocoro y coro alto de la primitiva parroquial, situados a los pies. La utilización de la parte inferior de las torres con función de capilla o coro es una práctica habitual durante este siglo.

Sobre este primer cuerpo cuadrado se levantan otros cuatro, esta vez de planta octogonal, recorridos verticalmente por contrafuertes en los ángulos, confiriendo unidad a esta parte de la torre. El primer cuerpo es ciego, mientras que los dos cuerpos siguientes presentan vanos de medio punto doblados en cada una de sus caras. El último cuerpo, de menor altura, se encuentra recorrido por un óculo en cada una de sus caras.

La decoración exterior de la torre, en ladrillo resaltado, se limita prácticamente a motivo de rombos y dientes de sierra, destacando el primer cuerpo octogonal y la parte superior del cuerpo inferior cuadrado, ya que presenta paños ciegos decorados con profusión de rombos, de gran plasticidad.