Es un esbelto monolito que marca los cambios de término con Gurrea de Gállego, en esta partida que le da nombre. Se encuentra enhiesto y solitario en un pequeño altozano sobre la carretera a la Penitenciaría cercana. Tiene grabadas unas cruces, tal como es habitual en la mayoría de los mojones monolíticos y se merece protección por ser uno de los pocos vestigios que quedan de este antiguo tipo de señalización.