En lo alto de una peña, a los pies de las ruinas del castillo, se alza la Iglesia Parroquial de Linares de Mora, una de las obras maestras del barroco turolense. Construida entre 1785 y 1795, se atribuye su traza al arquitecto aragonés Martín de Aldehuela. Estilísticamente la parroquial de Linares está relacionada con la Iglesia de Orihuela del Tremedal.
De grandes dimensiones, presenta una planta rectangular integrada por cabecera semicircular al interior y recta al exterior, tres naves de tres tramos, crucero, dos capillas a ambos lados de la capilla mayor y coro alto a los pies. El sistema de cubiertas empleado es muy variado: cuarto de esfera, bóvedas de medio cañón, bóvedas vaídas y cúpula sobre pechinas. Las naves laterales, más bajas que la central, se hallan comunicadas entre sí y con la nave central a través de arcos de medio punto.
Su decoración interior consiste en frescos de estilo rococó cubriendo las bóvedas, yeserías en pechinas, bandas en los arcos y en capiteles con motivos vegetales en dorado. Es de reseñar el entablamento moldurado de corte clasicista que recorre toda la nave.
En el exterior se aprecia su fábrica de mampostería y sillería revocada en distintos colores. Destaca la fachada principal, a los pies, por sus grandes proporciones y por su composición tripartita. En la zona central se ubica la portada, enmarcada por un arco de medio punto y compuesta por una puerta adintelada de sillería sobre la que se sitúa una pequeña ventana también adintelada y sobre ella una ventana semicircular, que da luz al coro, y un óculo moldurado.
La torre campanario barroca se ubica a varios metros de la iglesia. Es una obra de sillería que presenta tres cuerpos en altura: el primero, de base cuadrada y los otros dos de base octogonal. El segundo cuerpo abre en ocho esbeltos ventanales de medio punto para alojar el campanario. El tercero cuerpo es ciego y se remata con un chapitel octogonal de sillería y una veleta.
Entre las piezas de arte mueble que guarda destacan el tabernáculo de planta cuadrada realizado por el taller zaragozano de los Navarro hacia 1950, y una cruz procesional gótica de plata sobredorada con esmaltes, probable regalo del arzobispo don Pedro José Fonte, Patriarca de las Indias. Existe también un tríptico esmaltado en el que se representa la crucifixión del siglo XV, un bonito rosetón de plata del siglo XVIII, un lienzo atribuido a Juan de Juanes del siglo XVI, dos misales de pergamino de 1779 y las tablas del púlpito que pertenecieron al antiguo altar, con pinturas de cierto interés.