Iglesia de Santo Tomás de Villanueva, antiguo Convento de Agustinos de la Mantería

La conocida como iglesia de la Mantería es uno de los ejemplos más notables de barroco de ladrillo de la ciudad. Este edificio es lo único que se conserva del que fuera Convento de Santo Tomás de Villanueva de Agustinos Observantes.

Presenta una planta de cruz de brazos desiguales, con un cuerpo añadido a lo pies, a modo de coro alto con un gran ventanal adintelado y sacristía adosada al muro de la Epístola. Remata en cabecera recta. El espacio del crucero está cubierto por una gran cúpula semiesférica que apoya sobre un tambor octogonal y que descansa sobre cuatro machones ochavados. El resto delos espacios se cubren con cúpulas elípticas sobre pechinas y se iluminan mediante linternas. 

Al exterior, la fachada, de gran plasticidad, aprovecha al máximo los recursos decorativos que en ladrillo puede ofrecer siendo uno de los ejemplo más notables del barroco zaragozano. 

Pero sin duda lo más destacable se encuentra en el interior del templo; sus muros y cúpulas fueron pintados en 1685 por Claudio Coello, pintor de Carlos II y uno de los más brillantes artistas del barroco final español, y por su discípulo Sebastián Muñoz. El conjunto pictórico, de temática contrarreformista y centrada en la figura de Santo Tomás de Villanueva, es considerado por su calidad como uno de los mejores de la época. Parte de una cúpula se desplomó en 2001.