Los hornos de secado de cáñamo de Concud (Teruel) representan una construcción preindustrial singular en Aragón, pues no era habitual secar el cáñamo, para su elaboración posterior, «cociéndolo» en un horno. El cultivo y preparación del cáñamo era una importante actividad y recurso económico en el núcleo urbano de Concud, población citada documentalmente por primera vez en 1212. Este cultivo, en principio en manos moriscas, queda reflejado en documentos desde el siglo XVI hasta el siglo XIX, en las obras de Isidoro Antillón y Marzo, Pascual Madoz o Rierza y Sans. Su cultivo desaparece en la zona entre 1955 y 1960, coincidiendo con la industrialización en España y la expansión de materiales plásticos para los mismos usos.
De todos los elementos necesarios para completar la elaboración del cáñamo existen en Concud tres hornos de secado, un cubierto o «agrama» y una balsa, dignos de protección. El horno nº 1 es una construcción de planta cuadrangular, de unos 3×3 metros, con una altura de 2 metros hasta el arranque de la cúpula. La disposición interna presenta dos pisos separados por un suelo, hoy desaparecido, soportado en tres arcadas de ladrillo que todavía se conservan. Una puerta enmarcada en arco de ladrillo rebajado da acceso al interior. La cúpula está construida por el sistema de falsa cúpula o aproximación de hiladas, apreciable desde el interior. Debajo de ella aparece, ahora semienterrada, la puerta que permitía cargar la cámara interior de combustión. Junto a este horno se encuentra el cubierto o «agrama» que, si bien carece de valor arquitectónico, sí lo tiene como parte inseparable del proceso de preparación. Este horno presenta un estado de conservación aceptable, manteniendo aún su estructura externa, aunque el interior muestra un derrumbe parcial del entramado que separa ambos pisos.
El horno nº 2, similar al anterior, es el mejor conservado al encontrarse semienterrado. Se puede ver su boca de entrada desde la cual se divisa la parrilla de separación de los dos pisos y la bóveda completa. Su techumbre es cupulada, de piedra enlucida de yeso.
El horno nº 3 se encuentra también bien conservado. Es de factura similar al anterior con planta circular, cuerpo cilíndrico y cubierta abovedada. La entrada disponía de dos metros de rampa.
En cuento a la balsa, de unos 30 metros cuadrados, se encuentra bien conservada y está construida en sus muros con piedra de mampostería.