Modelo románico de Cristo crucificado (falta la cruz) con cuatro clavos. De pequeño tamaño, frontal, con la cabeza inclinada sobre su hombro derecho, brazos en cruz, mano izquierda abierta (perdió su mano derecha así como parte de la corona), rodillas ligeramente flexionadas y pies sobre un subpedáneo.
Su rostro ovalado presenta grandes ojos redondos, boca cerrada y barba. Peina largos mechones que caen sobre sus hombros.
Su torso robusto presenta unas formas redondeadas, vientre voluminoso; unas finas líneas incisas señalan las costillas y el tórax.
Cubre su bajo vientre con un perizoma plisado dejando al descubierto las rodillas, alargándose éste hacia la parte posterior. Se ciñe con un cinturón y broche turquesa.
Los ojos abiertos y la corona sobre su cabeza nos muestran la imagen de Cristo vivo triunfante sobre la muerte, frente al dolor de la cruz.
Es una obra en bronce dorado y esmaltado campeado o «champlevé». Aunque ha perdido parte de su color original aún se pueden observar restos de dorado y esmalte en turquesa y azul.
La pieza, exenta, iba montada sobre una cruz y se utilizaría en las procesiones o bien sería una pieza de altar.