La dilatada historia de Híjar se ha estructurado alrededor de tres barrios que mantienen sus peculiaridades: el cristiano, el morisco y el judío, hoy conocidos respectivamente como de la Villa, la Parroquia y San Antón. La tradición mudéjar ha dejado una profunda huella tanto en el trazado urbano de Híjar como en los elementos de arquitectura, especialmente en los cobertizos. Todas estas culturas fueron forjando la identidad de Híjar.
La judería de Híjar, se articula en torno a la gran plaza triangular de San Antón, y las calles contiguas de la Fuente, Jesús y Azaguan. Como judería que era, disponía además de su propio horno, carnicería, su baño ritual o «miqwe«, el «fossar» y escuela talmúdica. En la plaza de San Antón, de proporciones muy alargadas, se combinan ejemplos de arquitectura popular con algunos edificios más formales, todos ellos presididos por la iglesia de San Antonio Abad que da nombre a la plaza y que se cree que deriva de la antigua sinagoga, de la que se conserva el arco de entrada. Esta plaza conserva cierto aspecto privado respecto al resto del pueblo.
Es curiosa la tradición de las tres hogueras festivas de los santos capudos de Híjar, pues cada una coincide con uno de los tres barrios medievales: San Antón en la judería, San Blas en la morería y San Valero en el barrio cristiano. Asimismo, en la plaza se ve el deteriorado granero del Diezmo, también llamado del Duque o del Pilar, donde se entregaban los tributos.