La localidad de Mirambel se encuentra cerca del monte de San Cristóbal, en la Comarca del Maestrazgo turolense. En sus calles permanece la huella de los caballeros templarios y otros acontecimientos históricos como las guerras carlistas. Sus monumentos, testigos de la historia de Mirambel, conforman un conjunto urbano declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1980 y cuya restauración recibió el premio Europa Nostra en 1982.
El origen de la villa de Mirambel se sitúa en un asentamiento musulmán conquistado en el siglo XII por Alfonso II, si bien en esta zona se tiene constancia de la existencia de pobladores prehistóricos y pueblos iberos. Alfonso II entregará la villa a la orden militar del Santo Redentor, que a su vez traspasará el poder a la orden del Temple, para pertenecer finalmente a la orden del Hospital.
Son muchos los edificios que plasman todavía la importancia que Mirambel alcanzó durante la Edad Media, por ser un núcleo estratégico debido a su posición fronteriza. Para su protección se rodeó de una muralla de la que hoy sigue en pie casi toda su estructura y sus puertas como: el Portal de San Roque, el de San Valero, el de la Fuente y el del Estudio. La puerta principal es el llamado Portal de las Monjas desde el que se accede al núcleo histórico de la localidad. Junto a este portal se edificó en 1564 el Convento de de Santa Catalina Mártir y sobre él una torre cilíndrica que aloja en su interior la sacristía de la iglesia conventual. El torreón de las Monjas fue construido entre los siglos XV y XVI y se ha convertido en el monumento más señero de Mirambel. Dada su relevancia histórica y cultural fue restaurado durante el año 2007 por la Fundación Blasco de Alagón. La presencia de los templarios está patente en el portal de la Fuente. Los Hospitalarios, por su parte, construyeron el Castillo de la orden de San Juan, derribado en el siglo XIX y que ha sido restaurado en la actualidad.
El ayuntamiento del municipio se ubica en la antigua casa consistorial, realizada bajo el modelo de ayuntamiento renacentista aragonés de tres plantas, con lonja y trinquete. Además, todavía existe la estancia destinada a cárcel durante la Edad Media. Del esplendor de Mirambel durante el Renacimiento dan cuenta palacios y casas señoriales como las de la Plaza de Aliaga o La Casa de los Julianes, junto al portal de El Estudio.
Muy cerca de la Plaza del Ayuntamiento se levanta la iglesia parroquial dedicada a Santa Margarita, realizada durante el Barroco. Destaca su torre de base cuadrada, profusamente decorada y terminada en el siglo XVII. Entre los siglo XVI y XVIII se construyen, también, en sus alrededores las ermitas de San Martín, de San Roque y de la Virgen del Pilar.
Mirambel recupera su importancia estratégica en el siglo XIX durante las Guerras Carlistas, siendo un punto de encuentro entre liberales y carlistas, dentro del territorio controlado por el General Cabrera. El carácter defensivo se observa no solo en la arquitectura del núcleo histórico de la población, sino que también son abundantes las casas fortificadas en sus alrededores como por ejemplo la Torre de Santa Ana. Su estado de conservación y su restauración integral han hecho de esta villa un punto de gran interés turístico y cultural, integrante del Parque Cultural del Maestrazgo.