Las bordas constituyen una forma peculiar de arquitectura popular, una forma de edificar propia del hombre pirenaico, que construía con la mayor economía posible, adaptándose al medio con los materiales más próximos: piedra, madera, ramas, tascones y losas en el tejado.
Cada borda y su era representa y trasmite modos de vida y actividades tradicionales propios del pueblo aragonés.
Las bordas de Navasa constan de cuadra en planta baja y de un piso superior que sirve de almacén de forrajes. Las fachadas principales que dan a la era presentan características muy similares: puerta abovedada de arco rebajado, o adintelada con carguero de piedra o madera, y gran vano rectangular sobre la puerta, insertado en el frontis, al que se accede mediante escalera manual y por el que se introduce la paja.
El conjunto de bordas de Navasa es un conjunto no adulterado. La mayoría mantiene su estructura en buen estado, sus tejados tienen la misma orientación y todas mantienen una constante tipología tradicional. Además es un conjunto reforzado por ser Navasa un núcleo vivo, por su complementariedad con la iglesia románica del siglo XII situada junto a las bordas, por su proximidad a Jaca en un cruce de caminos, por encontrarse dentro del suelo urbano y ser fácilmente delimitable.