Construido por los musulmanes para vigilar el curso del Ebro fue conquistado por Alfonso I en 1118 junto con la cercana Velilla. Aunque ya en 1178 Alfonso II lo cedió a Íñigo Cortada para que repoblara la zona volvió a manos de la Corona y fue gobernado por tenentes debido a su posición fronteriza. En el siglo XIV era propiedad de los condes de Luna y en el XV de los Funes.
Situado a un par de kilómetros de Quinto, en la margen derecha del río Ebro, enfrente de la población de Gelsa. Por los restos que se conservan se puede adivinar su planta rectangular de unos 25 por 20. Estos están formados por paredones de tapial, bastante rebajados en altura, y por las ruinas de una torre algo mejor conservada, de planta cuadrada y situada en el lado este. Parece ser que tuvo más torres de las que no han quedado más que los cimientos.
En una cota más baja se sitúa la ermita de Matamala, de la que Madoz afirma que antes fue mezquita.