Después de ser conquistada a los musulmanes en 1198, la villa fue repoblada con gente venidas del Norte y pronto se le concedió carta puebla a fuero de Zaragoza. No debió integrarse en la Comunidad de aldeas de Teruel, ya que posteriormente perteneció a señoríos privados, estando siempre unida su historia a la cercana Tramacastiel. En 1309 su señor, Sancho de Tobía, vendió la mitad del castillo, que era de su propiedad. Perteneció a la familia Ruiz de Castleblanque en el siglo XIV y más tarde se integró en el extenso patrimonio de los Fernández de Heredia, señores de Mora de Rubielos. El castillo pudo ser durante este periodo la residencia señorial de esta famila, hasta que en el seiglo XVII fue abandonado, pasando su propiedad al conde de Fuentes.
Sus restos se encuentran en la parte alta de la población y parte de su recinto se utiliza actualmente como cementerio. Debió ser una extensa fortaleza, de planta rectangular, de unos 45 por 20 metros de lado; hoy únicamente quedan dos largos muros de mampostería, con base en ligero talud.