Castillo de Alcalá de Ebro

Alcalá de Ebro es una población de indudable origen musulmán cuya conquista se realizó en 1090 por Sancho Ramírez junto con su hijo Ramiro I. En un primer momento fue de propiedad real y gobernada por tenentes aunque posteriormente pasó a señoríos privados, como los Salces o los Luna en el siglo XIV. Durante un breve periodo volvió a manos de la corona en tiempos de Fernando I, esta la donó a Pedro de Quesada en 1416 y posteriormente fue propiedad de los Gurrea; en el siglo XVII era propiedad de los Villahermosa. Su castillo fue demolido por orden de Felipe V en 1707 durante la guerra de Sucesión en castigo por la adhesión de Aragón a la causa del archiduque Carlos de Austria.

A causa de esta demolición quedan muy pocos restos del castillo, situados en un extremo del caserío, junto al Ebro. Estos están compuestos de un lienzo de muro construido con grandes bloques de piedra y otros materiales. Sobre el solar del castillo se construyeron viviendas, por lo que es imposible reconocer otros elementos.