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Almirez del Monasterio de San Juan de la Peña «Obra destacada del trimestre» en el Museo de Huesca
ALMIREZ
Material: Bronce
Cronología: siglo XVIII
Esta pieza, procedente de la botica del Monasterio alto de San Juan de la Peña, forma parte de los fondos del Museo de Huesca desde comienzos del siglo XX. Se trata de un almirez, es decir, un mortero de metal, en este caso de bronce, que presenta una decoración a base de cuatro ángeles en actitud danzante situados cada uno en el espacio que generan las cuatro asas ciegas de la pieza.
El almirez presenta una fractura abierta junto a una de las asas que recorre toda la pieza desde el borde superior hasta la base de la misma. Ésta se le produjo posiblemente en el incendio que sufrió el Monasterio Alto en 1809 durante la guerra de la Independencia.
La botica de San Juan de la Peña
La botica monástica se configuraba como un auténtico laboratorio farmacéutico. En ella existía un completo surtido de plantas aromáticas, todo tipo de hierbas, especies y medicamentos domésticos con los que se paliaban las enfermedades de la comunidad religiosa. En la botica se experimentaba con los elementos necesarios para la obtención de esa alquimia curativa que proporcionaba sorprendentes remedios. La botica es una muestra de cómo el monasterio contaba con sus propios recursos que le permitían ser autónomo y autosuficiente. Al frente de ésta había un boticario que se ocupaba de las tareas propias del cargo, por ello, próximo a esta estancia, tal y como se especifica en las fuentes documentales, debía estar la habitación del boticario, en la que se llevaron a cabo muchos trabajos de reparación tras el incendio de 1809.
La botica del monasterio alto de San Juan de la Peña ha llegado hasta la actualidad en mal estado de conservación, debido no sólo al abandono que sufrió el conjunto tras su desamortización sino ya previamente agravado por el incendio que en 1809 afectó a esta parte del monasterio. La botica pinatense se ubicaba en el lado norte del conjunto monástico y colindaba con la celda abacial.
La construcción de la botica se comenzó en los últimos años del siglo XVII, periodo de 1687-1702, aunque sus obras se dilataron a lo largo de la primera década del XVIII. Para 1737 ya debía estar bastante acababa, aunque en fechas posteriores a este año se siguieron acometiendo trabajos, ya en la segunda mitad del XVIII.